Observador me sugiere una postura muy estática de las cosas que uno ve. Me parece que es sentarse a ver cómo las cosas pasan. Esto no quiere decir que las veamos superficialmente o no le demos la relevancia a lo que vemos. Sólo que vemos aspectos generales y en este caso, son la consecuencia de una serie de acciones y tareas que parecen ocultas.
Una de las primeras sensaciones que experimenté en este tránsito de ser observador a constatar como las cosas son, es precisamente se ve algo hecho sin reparar que es la consecuencia de una gran cantidad de acciones. Esto, una obviedad, sorprende al ver cuáles son esos detalles y la complejidad que pueden significar.
Sostener a un voluntario en África, implica muchas tareas que permanecen medio escondidas cuando uno dice enviamos voluntarios para aportar en el desarrollo de personas. Enumerando algunas: donde vive, con quién se relaciona y cómo se conecta con los que reciben su trabajo.
Siguen las tareas que va a desarrollar, los materiales y recursos para realizarlo. Continua con el seguimiento de su sentir y de sus tareas, conectarse con los suyos estando lejos. Estos “detalles”, fueros ejecutados y controlados por la Fundación para 10 voluntarios el 2023. Personas que trabajaron desde la agricultura a la salud, tocaron la vida de más de 2300 personas directa e indirectamente en Etiopía y Kenia. Esto no es precisamente un detalle.
Cómo se organiza y se lleva a cabo todo esto, permanece oculto al observador, pero pueden ser sorprendentes cuando te haces parte. También es notable cómo se vinculan las diversas organizaciones para trabajar en África. Entidades gubernamentales, religiosas, sociales hacen esto posible.
Antes de participar en la Fundación tenía una idea del voluntariado muy ligada a la acción de una sola organización. Hoy tengo un mejor entendimiento de cómo se organizan y soportan las acciones mancomunadas y conectadas de muchas entidades. Organizaciones con presencia local y de diversas nacionalidades actúan y soportan el que hacer de otras. La Fundación en África forma parte de esa red.
La resignificación del término improvisación es otro aspecto que considero relevante mencionar. Deja de tener una connotación negativa, como suele entenderse en estos días. Vinculada a la falta de prevención o planificación. Cuando la escasez o precariedad es el escenario, improvisar es parte importante del trabajo.
Un voluntario comenta en una reunión donde participé, que en ocasiones no tenía a la mano los materiales que necesitaban para las tareas programadas para ese día. Entonces, dice, hicimos otra cosa con los recursos que si disponía ese día. La confianza y soltura en su relato que me sorprendió.
Reflexionando esta sensación, me di cuenta de que me molesta o incomoda sobre manera cuando hay que improvisar en cosas de este estilo. Cuando vas a hacer un trabajo o algo y los recursos no están disponibles como debería. Eso es, pensé, centrarse en la carencia, lo que no está disponible. Para ellos, los voluntarios, la mirada está en el objetivo final y no en la carencia que viven las personas a diario en las comunidades donde trabajan. Si así fuera, avanzaríamos poco en la misión de la Fundación.
Esta situación me ha hecho pensar profundamente en cuanta de mi atención está centrada en lo que viene y no tanto en lo que da el día. Ahí, en África, y en otros lugares con tales carencias, las personas tienen una incerteza enorme respecto a lo que pasará o se tendrá mañana, así que le dan una gran importancia a lo que viven cada día. Simplemente mañana será otro día.
En estos pocos meses de constatador han sido extraordinariamente reveladores de muchas cosas. Creo que debe ser muy parecido lo experimentan los voluntarios al hacer su trabajo en África, ese que les cambiará la vida.
Marcelo Letlier S.
Director
Africa Dream