Según un sicólogo estadounidense de apellido Maslow, en el pilar más alto de las necesidades humanas se encuentra la autorrealización y en el más bajo, las necesidades básicas como la comida y el agua. Esta es una contradicción que confluye integralmente en los programas voluntarios.
Un programa de voluntariado surge de la necesidad de ciertas personas de contribuir a que la sociedad de alguna localidad del mundo pueda mejorar en aspectos relacionados con las necesidades plasmadas en los escalones más bajos de la pirámide de Maslow. Esto se logra combinando la experiencia, conocimiento, actitud y vocación de servicio social.
Me inscribí en este programa con el propósito de contribuir a la construcción y desarrollo de un huerto, cuyo objetivo es alimentar a los pacientes del hospital de la localidad de Nyabondo al oeste de Kenia.
El tiempo que estuve se enmarcó sólo en el disponible de mis vacaciones por lo que, en términos comparativos con el resto de los voluntarios, fue muy corto, pero, sin embargo, muy bien aprovechado en distintos aspectos.
Finalmente, tuvo una componente muy bonita que se traduce en que fui con mi mamá (Alicia, enfermera de 62 años) quien cumpliría labores de evaluación y actualización de protocolos y procedimientos en la gestión hospitalaria.
Necesitaría cientos de páginas para plasmar idealmente todos los pensamientos, emociones y sentimientos que permitirían describir de manera más precisa y exacta mi experiencia en este voluntariado, no obstante, en beneficio del tiempo más que contar el día a día, a continuación, resumiré los aspectos generales que más me llamaron la atención.
Pobreza material vs riqueza moral: Según mi opinión, en general, la visión occidental y particularmente chilena respecto a la situación de África se resúmen, en una palabra: pobreza.
Es cierto que normalmente los programas de voluntariado son en localidades precarias de recursos materiales y particularmente en Nyabondo además de ser una locaclidad rural pobre, existe una gran influencia de la iglesia católica en esta localidad, quienes gestionan y sustentan algunos colegios, iglesias y el hospital. La verdad es que, en Kenia, la gran mayoría de la población son cristianos.
Esto cobra relevancia debido a que desde muy pequeños se les enseña aspectos morales de fé, solidaridad, amor y gratitud; esto es reforzado diariamente en las misas de las 6 de la mañana a las cuales acuden por lo menos 300 personas. Esta espiritualidad cultivada suple, de alguna manera, las carencias económicas y materiales, lo que finalmente se traduce en que al salir de la iglesia el día domingo, uno ve caras llenas de risas, niños jugando, familias y amigos saludándose y conversando mientras se dirigen a pie a sus respectivas casas, en resumen, se percibe la riqueza en forma de felicidad.
Manejo de las expectativas: Una de las claves para disfrutar del programa se basa en el manejo de expectativas. Particularmente, previo a la llegada a Kenia, traté de enfocar los esfuerzos no hacerme ningún tipo de expectativa, ni positivas ni negativas, pues quería llegar y vivir intensamente la experiencia.
Esto creo que fue un aspecto fundamental, pues permitió afrontar realidades totalmente chocantes como la pobreza en niños, enfermedades y carencia de recursos básicos como agua y luz; por otra parte, permitió controlar la ansiedad cuando las cosas no funcionan al ritmo y calidad que a uno le gustaría y también a controlar las emociones que diariamente uno experimenta.
Creo que, si hubiese tenido algún tipo de expectativa previa, hubiese sufrido más que disfrutado de esta experiencia, por lo que mi recomendación para los próximos voluntarios es simplemente vivir la experiencia y no hacerse ningún tipo de expectativas previas.
Importancias de la ONG: Previo al viaje, un chileno me preguntó, ¿Por qué Kenia? ¿Por qué mejor no aportas en alguna organización en Chile, acá también hay mucho por hacer? La verdad, en ese momento no tuve una respuesta clara, pero ahora sí puedo decir con propiedad que la razón se enmarca en que sin la presencia de ONG’s y voluntarios en esos países, millones de niños morirían diariamente, situación que en Chile la veo muy lejana.
De manera de ejemplificar esta situación, es que, al momento de la llegada al aeropuerto internacional de Nairobi, en la sala de policía internacional, existe una fila para los ciudadanos keniatas, residentes keniatas, no keniatas y personal de ONG’s y ONU. Lo anterior indica, que la presencia de este tipo de organizaciones es fundamental para el desarrollo del país, especialmente en las localidades rurales de éste[1].
Tal como se planteó en la introducción, el objetivo general de los voluntarios es contribuir al desarrollo de los escalones más bajos de la pirámide de Maslow aportando principalmente en aspectos relacionados con la agricultura, salud y educación. Ahora bien, según el Banco Mundial el año 2002 el PIB de Kenia era inferior al de Haití, actualmente, su porcentaje de crecimiento es de 4,8%, lo que da a entender, que la combinación, ONG – iglesia católica – organismos gubernamentales keniatas, han permitido el progreso de esta nación, cuya consecuencia se manifiesta en la disminución de la pobreza (menos de 1,9 dólares al día) en un 7% desde el 2005 (de un 43% a un 36%).
[1] El 75% de la población keniata vive en zonas rurales.
Es cuestión de perspectivas: Al llegar a Nyabondo, uno experimenta una realidad que comparada a la calidad de vida de cualquier chileno de clase media es absolutamente chocante. El hecho de que los servicios básicos de luz y agua se corten diariamente (a veces varios días sin agua), o que todos los alimentos sean cocidos o fritos para disminuir las probabilidades de infección por presencia de enfermedades en la comida o simplemente, que las duchas y cambio de ropa no sean tan frecuentes como normalmente estamos acostumbrados, es una realidad que realmente impresiona. Para ejemplificarlo de mejor manera, es como si nos metiéramos en una cápsula del tiempo y viajáramos 80 años al pasado. Así es como se percibe la vida en esta localidad. Al comienzo me preguntaba, cuánto deben sufrir estas personas, pero luego me di cuenta de que no se sufre por algo que no se sabe que existe. En resumen, ellos son felices con lo que tienen.
[1] El 75% de la población keniata vive en zonas rurales.
Resiliencia permanente de los voluntarios: Nunca es fácil estar lejos de la patria, sobre todo si se está en una realidad tan distinta a la que estamos acostumbrados. La resiliencia que desarrollan los voluntarios es una característica positiva que los fortalece, pues, periódicamente se deben sobreponer a las noticias que afectan a nuestras familias, amigos y a nuestro país. Particularmente, me tocó vivir la situación de los incendios en Viña del Mar y el fallecimiento del expresidente Sebastián Piñera, ambos hechos que de alguna manera conmovieron a todos los chilenos generando particularmente, una sensación de frustración y ansiedad. Pero luego, el tiempo hace su trabajo y uno se da cuenta de que la conmoción pasa y que la labor voluntaria enriquece y que, por lo tanto, ayuda a combatir las emociones negativas y frustraciones, sin embargo, en ningún caso es fácil.
A pesar de lo expuesto en los párrafos precedentes, sin duda, la experiencia más enriquecedora se traduce en las personas. Vivir una experiencia en la que el contexto se enmarca en personas de diversas partes del mundo que, aportando con su energía, experiencia y conocimiento, contribuyen al progreso de las localidades más vulnerables.
En resumen, se combinan personalidades muy especiales de voluntarios con la de los africanos, quienes a pesar de que viven un ritmo de vida distinto, son personas muy gratas de relacionarse, producto de que son sencillos, obligándolo a uno (y enseñando indirectamente) de que lo maravilloso de la vida está en las cosas simples.
A raíz de esto me di cuenta de que sí es posible ser feliz sin tanta riqueza, de que los problemas reales no son los que normalmente nos quejamos, de que a veces no valoramos lo perfecto de nuestras vidas, de que existen miles de personas alrededor del planeta que dedican sus vidas a contribuir a que la sociedad sea más justa, de que creo que aportando con un granito de arena, sí podemos cambiar la realidad de muchos niños, de que no es necesario ser millonario para aportar, simplemente basta con un poco de voluntad, energía, entrega y entusiasmo; y de que finalmente, existe la esperanza de que juntos podemos hacer que el mundo sea mejor, solo depende de nosotros.
Finalmente, solo resta agradecer a la fundación Africa Dream, su abnegado y silencioso trabajo permite diariamente transformar las vidas de muchas personas, no sólo de africanos, si no también, de chilenos común y corrientes como yo, que sin duda me ayudó a ser ahora una mejor persona, mucho más perceptiva de las realidades, más humilde y humano, en fin, alguien más feliz.
Referencias:
- Banco Mundial (2024). Crecimiento del PID de Kenya. Recuperado de: Crecimiento del PIB (% anual) – Kenya | Data (bancomundial.org) [17 de febrero de 2024, 07:50 Hrs.].
- García-Allen, J. (2023). Pirámide de Maslow: La Jerarquía de las Necesidades Humanas. Recuperado de: Pirámide de Maslow: la jerarquía de las necesidades humanas (psicologiaymente.com) [13 de febrero de 2024, 17:25 Hrs.].
- Tribunal de Cuentas Europeo (2020). Ayuda de la UE al desarrollo de Kenia. Recuperado de: Special Report No 14/2020: EU development aid to Kenya (europa.eu) [17 de febrero de 2024, 09:16 Hrs.].
Álvaro Stuardo Gutiérrez.
Oficial de Marina
Voluntario.